El verso en la calculadora 2.0

El verso en la calculadora 2.0

Algunas palabras entre tantos números...

Divagando

domingo, abril 12, 2009
Cara o sello
pregunto con la moneda en mi mano

cerrada.

Luz u oscuridad

intento decidir con mi mente

confundida.


Entre un pensamiento y otro

flashes furtivos invaden mi mente

recuerdos de momentos pasados
que bosquejan una sonrisa
y la borran rápidamente.

Risas intermitentes,
ante proyecciones de un pasado
que no volverá,
de un futuro que quizás se parezca,
quizás...

¿Cómo saberlo?
¿Cara o Sello?
No. El corazón no sabe de casinos
ni aleatoriedades...
Pensamientos estocásticos
para comprender a un amor
determinista...

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No es difícil olvidarte

miércoles, enero 07, 2009
A pesar de no haber estado por aquí un buen rato, seguí escribiendo de vez en cuando. Aquí dejo algo de hace algunos meses:

No es difícil olvidarte

¿Qué tan difícil es buscar
una duna en el desierto?
Es más fácil distinguir

lo vivo de lo muerto,

lo presente de lo pasado,

lo actual de lo olvidado;

y te diré que hoy es fácil saber

con que parte de ti me he quedado.


¿Qué tan doloroso es

enterrarse en la arena?

No duele tanto si no eres más que tierra

si esperas que las olas te lleven

si no te importa en qué corriente te mueves

y te diré qué tanto duele

si te sentiste la espuma en la cresta de la ola

y no una roca rodando por la costa.


¿Qué tan largo puede ser

perderse en la jungla?

No duras mucho si eres sólo un tronco

entre los millones de árboles

si eres un insecto entre la fauna salvaje

y te diré qué tan largo puede ser

si te creía la magnolia entra la flora silvestre

y no una hoja más de la maleza incipiente.


¿Qué tan costoso puede ser

olvidarte por siempre?

No es tan difícil si no fuiste nada

si fuiste solo polvo en mi memoria

si no te recuerdo con gloria.

Y te diré que sí es fácil olvidarte

que no cuesta nada separarme

y que serás tú la que tendrá que lamentarse.

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¿Qué más da?

viernes, noviembre 09, 2007

¿Qué tanto será?
Otro árbol caído,
otro pétalo arrancado.

¿Cuánto cambiará?
Otro día que termina,
otra luna que se va.

¿Cuántos pensarán?
En otra luz apagada,
otra tormenta apaciguada.

¿Y qué más da?
Dos ojos que se cierren,
una garganta que se calle,
un corazón que se paré.
Un alma herida
que no sufra más.

Imagen tomada de: http://ctrc.deviantart.com/art/Staunch-Suicide-34080220 by ctrc

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Quisiera

domingo, octubre 14, 2007
Esto lo encontré en un libro de Cálculo con fecha de octubre de 2003; es decir, hace 4 años más o menos. No expresa lo que siento en este momento aunque podría aproximarse. Lo publico intacto como lo encontré:

Quisiera

Quisiera volar contigo hasta el firmamento,

quisiera llevarme una estrella

para que me ilumine cuando tú no estás

pero no puedo con estas alas rotas

no puedo volar.


Quisiera cantar contigo mil canciones

quisiera unir nuestras voces

y escucharlas cuando tú no estás

pero no puedo con esta garganta seca

no puedo cantar.


Quisiera bailar contigo por horas

quisiera tener mi brazo en tu cintura

y recordarlo cuando tu no estás

pero no puedo con estos pies sin ritmo,

no puedo bailar.


Pero algún día arreglaré mis alas

aclararé mi garganta y me moveré a tu velocidad.

Algún día te buscaré, volaré contigo

cantaré y bailaré contigo.

Algún día seré ese que tu buscas,

algún día...

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Ricardo no sabe improvisar

domingo, septiembre 30, 2007
Llevaba con la idea de este cuento en la cabeza desde hace casi dos meses y por fin logré concretar. Como era de esperarse, terminó de una manera completamente distinta a como yo me lo esperaba. Agradezco muchísimo todo tipo de comentarios. Gracias de antemano.

Ricardo no sabe improvisar

P.D. (1) Tuve que exigirme y prometerme que tenía que terminarlo antes del lunes para que lo lograra terminar.
P.D. (2) ¿Cuándo lograré escribir algo con un final medianamente feliz?

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Serás, serás

miércoles, agosto 22, 2007
For those that have loved and lost...


Serás, serás
Serás, serás, arena en mi memoria
agrandando las dunas que olvidé;
serás, serás, agua en la que nadé,
un recuerdo amargo pero con gloria.

Serás, serás, tormenta pasajera,
una pincelada en mi autoretrato.
Serás, serás, quizás un garabato
un guiño y una lágrima ligera.

Serás, serás, un recuerdo casual,
otra estrella más en mi firmamento,
rayo de luz en la aurora boreal,

otro color más en mi carta astral.
Serás largo silencio en un momento,
serás, serás, un recuerdo... al final.

... porque después de cada final, siempre hay un comienzo.

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Monólogo

jueves, agosto 16, 2007
Cometí un error y lo admito. Dije lo que tenía que decir, lo dije en el momento correcto, lo dije claramente pero no lo dije de la forma en que lo tenía que decir. No tuve valor, ¿y qué? Sí, me acobardé. No fue mi mente la que habló; esta vez mis sentimientos no pasaron por mi cerebro, esta vez no dije lo que pensaba, dije lo que sentía; y aunque dije la verdad no lo dije como lo tenía que decir.

Cometí un error y todavía sigo pagándolo, todavía sigo pensando en ese momento, sigo arrepintiéndome de no haberlo dicho como lo tenía que decir. Pero, ¿qué puedo hacer? Si regresara el tiempo atrás volvería a hacer lo mismo. Volvería a dejar que mis sentimientos hablen mientras mi razón observa callada como echo todo por la borda. Era inevitable. Podría haberlo hecho una y otra vez.

Cometí un error y he aprendido de él. He entendido mi equivocación, he aceptado mi penitencia ¿y ahora? ¿Queda todo así? ¿Y qué si estoy dispuesto a intentarlo otra vez? ¿Estarías dispuesta tú? ¿Y qué si esta vez sí lo digo como lo tenía que decir? ¿Y qué? Una segunda oportunidad depende solo de ti. Eres tú la que decide. Por lo pronto, volveré a hablar contigo una vez más de la forma como no lo hice al principio. Así, podré estar tranquilo con mi conciencia, podré haber dicho que enmendé mi error, a mi manera. Yo cumpliré conmigo y contigo. Tú, puedes hacer lo que quieras... pero no te equivoques. No como yo. Y si consigues a alguien que diga lo que tenga que decir, en el momento que lo tiene que decir y de la manera correcta, entonces quédate con él. Esa será mi lección.

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Ingeniería y Literatura

miércoles, abril 04, 2007
Muchas veces he comentado que el propósito de este blog era publicar las poesías, cuentos, relatos, etc, que había escrito. Sin embargo, poco a poco este blog fue perdiendo su rumbo hasta convertirse simplemente en un lugar donde coloco mis anotaciones, opiniones y anécdotas. No he publicado las poesías que ya tengo escritas porque eso amerita un proceso de selección y depuración del cual no tengo el tiempo necesario para realizar. Las pocas poesías y cuentos publicados son malabarismos que hago entre mi tiempo libre y el tiempo que le dedico a estudiar Ingeniería.
Hay que ser sincero: el estudiar una carrera como Ingeniería, Ciencias, Medicina, etc... (carreras de tipo ciéntifico) no sólo quita tiempo sino que quita las ganas de escribir. Entre los compañeros con los que estudio son pocos los que leen algún libro de Literatura. Supongo que leeran las guías de clases y libros relacionados con la materia. Pero nunca tienen tiempo ni ganas de leer y mucho menos de plasmar aquello que sienten, viven u opinan en hoja de papel.
Cuando estaba en el Colegio gané un concurso de narrativa (el único concurso que he ganado en mi vida). De los que estudiábamos Ciencias, sólo 4 concursamos; los demás eran de Humanidades. Esta semana estuve recordando aquello que escribí y llegue a la conclusión de que si quisiera escribir algo parecido en este momento, no podría; y en caso de que pueda sería con un esfuerzo muchísimo más grande del que utilicé en ese momento. Definitivamente la Ingeniería me ha hecho perder esa pequeña habilidad que algún día tuve. Aunque, después de todo, no me arrepiento. Quizás por eso es que el motivo principal de este blog nunca se haya concretado.
Desde hace casi una semana he tratado de terminar un cuento que empecé hace meses. Creo que es porque estoy de vacaciones, lo que refuerza lo que escribí anteriormente. Agradezco de antemano a todo aquel que lo lea y me dé su opinión (es un poco largo jeje). Si les gusta, me alegro y si no, entonces piensen que es un gran esfuerzo de un estudiante de ingeniería que algún día quiso ser aprendiz de escritor.
Lo dejo por aquí para
no hacer un post tan largo.
Saludos y gracias por sus comentarios.

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[song] Mueve tu cabellera [song]

domingo, noviembre 19, 2006
Lo que hace un trasnocho y unos tragos de más. Juro que no era yo el que estaba rascao. Yo no tomo generalmente, y cuando lo hago es muy poco. Sé que no tengo mucha resistencia, entonces prefiero evitar cualquier accidente. No obstante, un pana mío si había tomado, y bastante.
Lo cierto es que la semana pasada fui a una fiesta y lo único interesante que le encontré fue una muchacha pelirroja que se la pasó sentada con su padres toda la noche. Cuando ya la cosa estaba aburrida y después de darme cuenta que casi todos los presentes estaban pendientes de la misma muchacha me dispuse a hablar con este pana que estaba super-rascao. Hablar con alguien en ese estado de ebriedad es verdaderamente interesante. Por lo general, las personas dicen cosas muy profundas o muestran habilidades nunca antes vistas en ellos.
Desde que lo conocí en el colegio, mi amigo siempre fue un experto en la guitarra. Entre los dos, ya habíamos compuesto algunas canciones de "protesta" en contra de los profesores ladillas. Nada profesional, pura joda. Esta vez decidimos hacer lo mismo pero con la muchacha pelirroja interesante. Él tomo una guitarra (ni idea de dónde la sacó) y empezó a tocar algo pegajoso.
Al final, él terminó cantando a todo pulmón lo que yo acaba de escribir. Ella se dio cuenta, claro, pero creo que no le gustó ja! De todas formas aquí dejo la letra de nuestra canción. Por más que lo intentó no logro recordar nada de la música y mi compañero no recuerda ni a la pelirroja de lo rascao que estaba; así que tendré que conformarme con esto:

Mueve tu cabellera, bella

de un lado al otro;

muévela con cautela, bella

veme de reojo.

Ahora cierra tus ojos, bella

no tengas miedo;

extiéndeme tu mano, bella

y muéstrame tus dedos.


Coro

Sacude tus cabellos rojos

y despéinate,

muéstrame tu sonrisa

y envenéname.

Mírame, pelirroja

y enrojéceme;

tócame con tus labios

y desvanéceme.


Mueve tu cabellera, bella

de un lado al otro;

muévela con cautela, bella
veme de reojo.
Ahora cierra tus ojos, bella
no tengas miedo;
extiéndeme tu mano, bella
y muéstrame tus dedos.
Pinta mi mundo de rojo,
cobre, escarlata, carmín;
hazlo a tu antojo
y sonríe para mí.


Coro


Ahora que la leo, no le encuentro mucha coherencia y me parece más ridícula que interesante jajaja. De todas formas ahí quedó. Creo que después de todo, yo también estaba algo "alcoholizado" esa noche.

P.D. Puse "pelirroja" en Google y esa es la única foto que conseguí que no fuera XXX jajaja.

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Musa alquilada

lunes, agosto 21, 2006
Y es que entre muchos blogueros ya la situación es fuerte. Las musas están de huelga.
Yo no hallaba qué escribir así que me puse a curucutear por ahí en el viejo baúl de los cosas locas que escribía cuando no estudiaba ingeniería y era feliz, lo cual es redundante... jajaja mentira, y encontré esto que no tenía ni título. Por cierto que no era ningún baúl, es una carpeta de WinZip, los baúles modernos.

Recuerdo que un pana del colegio me dijo: "Te hago la lámina de dibujo técnico si tú me escribes una de esas vainas tontas-cursis que haces tú, que se la voy a dar a Melissa" (Melissa era como la Angelina Jolie del salón) y yo le dije: "Váyalo". Yo saqué 17 en la lámina y él... pues... al menos consiguió que Melissa lo saludará. Eso era bastante!!!! Recuerdo que la escribí en el comedor mirando a la susodicha y como en Literatura andábamos con lo de Rubén Darío y eso... le metí mi métrica piratonga por ahí jejejeje.

Pues aquí voy. Dedicada a Melissa... Jajajaja no qué va!!! A cualquiera que quiera :


Envidio el aire que tu cuerpo roza
que se cansa de curvar tu cintura;

luz que te colorea sin censura

y que te admira mientras tú le posas.


Suspiro si toco tu piel de rosa,

mi corazón trepida con locura,

mi alma revolotea a las alturas

cuando mis labios a besarte se osan.


Mi boca sólo recita tu nombre

y mis ojos se alumbran con tu sombra;

saber que tú me haces un mejor hombre


y tu aroma todavía me asombra.

Tu vida le pone al amor renombre

y tu belleza remueve mi escombra.

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Puerta a la paz

viernes, agosto 04, 2006
Siguiendo con la tarea que AnGe! me dejó... Pueden encontrar más información por aquí y por acá:


Ojos dulces sin lágrimas Mi cobija para ti entera
“Regalarte mi vida Quisiera” Para que mi corazón en
tu ánima se convirtiera, Y así darte la eterna paz tanto
por dentro como por fuera.
*Escrito por Nelson (invitó a
Eroserena, Danielha y
Arkana)

Regalarte mi vida quisiera,
con la fantasia y el realismo de los
cuentos, paz en el alba,
"y en tu corazón una bella cancion"...
*escrito por Eroserena (invitó a
Ange!, El vuelo de la
Libelula
, Karelia)..

Y en tu corazón una bella canción,
mi alma estremece,
"niño chiquito"
lleno de inocencia,
alegría y bondades...
*escrito por AnGe!... (invitó a Kosho, Mirtha y Zord)...

Niño chiquito
con manos inocentes.
"Ojos vírgenes"
ante la sangre y la ira,
ante el odio y el rencor.
*escrito por Zord... (invito a Psique, Lycette, Depeco y a la Aragüeña)

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Locómetro IV

jueves, agosto 03, 2006
Pensamientos

Lo que sigue son algunos pensamientos que pude recoger de mi cabeza mientras estaba en un vagón del Metro.

"Que el tren esté casi vacío no quiere decir que te vas a poder montar. Todo depende de la fuerza con que te empujen. Hay que recordar que la sumatoria de fuerzas externas, es decir los que te empujan pa'dentro menos los que te empujan pa'fuera, es siempre igual a tu masa por la aceleración que vas a obtener. En este sentido, si eres flac@ aprovecha la aceleración que los demás te imprimen, y si eres gord@, ayuda a los demás a entrar, pero con cuidado."

"Si el vagón está muy vacío, es que va sin aire acondicionado" (In-fa-li-ble)

"Después de un tren lleno, siempre viene: otro vacío (pero sin aire)"

"Si te caes, ¿te electrocutas?"

"Si te electrocutas ¿será tan fuerte como para morirte?"

"Si te mueres ¿Te dejarán allí hasta que pase el vagón y te aplaste?"

"¿Qué hacen con los restos de la gente que muere arrollada?"

"¿Quedan restos de la gente que muere arrollada?"
(Esta vaina se está poniendo como cruel)

"¿Quién elige la música que ponen en las estaciones?"

"¿Quién eligió los nombres de las estaciones?"

"¿Por qué hay conductores que frenan y aceleran, frenan y aceleran y luego no se saben estacionar? ¿Será que existe una Metroescuela?"

"¿Eso es un hombre o una mujer?... Ahh no, ya, ya lo ví todo... es hombre... verrga"

"¿Por qué nunca dicen la razón por la cual estamos parados?"

"No importa que tanto te esfuerces y que tanto tuerzas el cuello, si entra una caraja que está verdaderamente buena al metro alguien se parará al frente y no la vas a poder ver." (Ley de Murphy-Zord)

"Bolívar y Miranda son próceres de la independencia. ¿Zamora también?. Por qué sale junto a ellos en ese afiche"

"¿Por qué a veces dice el nombre de la estación y a veces no?"

"¿Qué dijo? ¿Palo Verde? Coño me pasé por estar pensando en estupideces...."

Ejercita tu cerebro. Viaja en el metro

Los demás Locómetros.

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El silencio tragó sus palabras (cuento)

miércoles, mayo 31, 2006
Hace un mes y un poco más, leí en predicado.com que había un concurso en el periódico Letras. El concurso consistía en enviar algún escrito (no mayor a los 2000 carácteres) y si era de su gusto, ellos lo publicaban.
Hace un mes y un poco más, mandé mi cuento y hasta ahora no he tenido respuesta (ya verán porqué después de que lo lean) así que decidí publicarlo por aquí...
El silenció trago sus palabras

Las lágrimas que sus párpados guardaban en cautiverio se hacían cada vez más densas. Intentaba con todas sus fuerzas frenar su llanto, pero era inevitable. Los latidos de su corazón retumbaban en sus oídos. Sentía que las orejas le hervían y que se enrojecían cada segundo más. Ya todo lo que acababa de hacer empezaba a perder sentido, empezaba a ser una caja de trastos viejos e inservibles en el cuarto de servicio. No valía la pena siquiera recordar que estaban allí. Desgraciadamente, las arenas de la memoria se empaparían en el charco de su mente y no taparían nunca lo que acababa de suceder.

Horas atrás, frente al espejo de su alcoba, había decidido tumbar una de las paredes de su laberinto, ponerle fin a su historia escrita con lágrimas. El reflejo de su imagen se veía pálido y ceniciento, como si no estuviera convencido de lo que tenía que hacer. Él, sin embargo, sabía que ese era el camino y que esta vez todo estaría a su favor. Recordaba con tristeza sus intentos fallidos. No quería verse la cara. “Esta vez no fallaré” le gritó al espejo, pero el silencio tragó sus palabras. Se pasó las manos por el cuello, para untar las últimas gotas de colonia. Puso su abrigo en la espalda y volvió a mirar al espejo. No vio a nadie. Abrió la puerta y se marchó.

Sus manos trémulas jugueteaban con un pedazo de servilleta segundos antes del momento decisivo. Ella descubrió su nerviosismo mientras él inclinaba la copa de vino por segunda vez. La miró a los ojos hasta que los suyos se iluminaron con los de ella. Trató de soldar una sonrisa en su rostro pero sólo logró atinar una mueca de angustia y zozobra. Repasó mentalmente la frase estudiada, la masticó durante un segundo hasta que no le supo a nada y por fin la escupió: “Te amo y quiero saber si tú también”. No hubo respuesta. El silencio tragó las ocho palabras que todavía mojaban el aire. Ella quiso decir algo pero el silencio robó sus palabras y le susurró al oído de él: “no”. Sin respuesta, todo había terminado.

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Reflexión en una noche pesimista

sábado, mayo 20, 2006
Lo único bueno de estar en el fondo, es que no puedes caer más abajo. No obstante, lo interesante es saber si de verdad estás en el fondo. Puede ser que creas que estás en él y todavía te queden pisos por bajar... Eso sería malo, muy malo. Lo acabo de certificar.

P.D. Últimamente he estado poco activo e impersonal. Los exámenes me están matando. Volveré, lo prometo.

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Locómetro III

viernes, mayo 19, 2006
Hora: 10:03 am.
Ubicación: dentro del vagón.
Estación: Altamira.

Dirección: Palo Verde
Ese olorcito misterioso

Arrugó la cara y se tapó la nariz. Levantó la cabeza y busco entre decenas de narices alguna que, al igual que la suya, estuviera resguarda por una mano. Todavía no entendía la razón de su expresión, hasta que fue mi nariz, la que me contó lo que pasaba. El fétido hedor corría raudo por todo el vagón, rebotando contra los postes, ventanas y asientos; poco a poco decenas de rostros se arrugaban y contorsionaban dando la bienvenida al inoportuno intruso.
Cuando las puertas se cerraron, el olor persistía. Ayudado por el aire acondicionado, abofeteaba a cualquiera que se encontrara en su camino, haciéndolo rendirse ante él, poniendo una mano sobre su nariz.
A mí lado, tres estudiantes camisa azul se señalaban unos a otros, responsabilizándose de la propiedad del olor. Al mismo tiempo, en el asiento próximo, una señora bien emperejilada, batía afanosamente su abanico tratando de aullentar el aroma sin forma; era en vano.
Yo simplemente me aferraba al poste plateado esperando que el tren llegará a su destino. Sabía que muchos pasajeros me miraban con cautela, creyendo que había sido mi organismo el creador del innombrable hedor. No me inmuté en lo más mínimo; yo sabía algo que nadie más (entre los pasajeros) sabía.
Desde hace algunas semanas, la Estación Altamira tiene nuevo perfume. Surgiendo de los oxidados rieles, proviene un aroma fétido y tóxico que sube del fondo de la estación y se cuela a través de las escaleras. Somete a todas las narices a retorcese y pedir ser tapadas mientras recorre en círculos la estación varias veces antes de esfumarse por entre las ventanas. Cuando supe esto, no me preocupé por el olor. Sabía que algunas estaciones después, estaría completamente desvanecido.
Desde ese entonces disfruto, al igual que el dichoso aroma, del circo de caras retorcidas y arrugadas que se rinden ante el olor podrido que inunda los vagones en Altamira. Disfruto de las señoras de cuna noble que se abanican mientras miran con desdén a algún plebeyo al que culparon del hecho. Disfruto al ver a aquellos que, a sabiendas de su que su linaje no es puro ni hidalgo, gritan con fuerza y determinación: "Alguién se tiró un peooo" y disfruto, por sobre todas las cosas, de aquellos que, inocentes, miran a todas partes y asumen la culpa de algo "que no es peo suyo"
Quizás es simplemente falta de limpieza o quizás son los residuos de un ánima en pena que perdió su cuerpo en un arrollamiento y que vaga por los túneles del Metro buscando la "vuelta" de su ticket ida y vuelta.


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Es inútil

miércoles, mayo 10, 2006
Es inútil,
el sol nunca verá una tormenta;

aparecerán siempre cuando él se esconda.

Así como yo nunca te veré completa,

sólo las siluetas que me lanzas como sobras.


¿Por qué preocuparse hoy?

Si ayer las arenas de mi memoria

te enterraron en lo más profundo,

desterrándote de mi mundo.

Pero por más que me esfuerzo

todavía veo tu silueta bajo el sol.


Es inútil,

cuando los árboles se acuesten

es porque ya habrán muerto.

Cuando toque la gloria de tus labios

ya mis ojos no estarán abiertos,

habré estado soñando.


Es inútil,

tus besos y tu cuerpo sobre el mío

se esfumará cuando despierte.

Habrá sido un sueño todo,

quizás porque siempre lo fue.


Es inútil,

buscar mojarse en la tormenta

cuando hay sol,

creer que los árboles duermen

cuando están en el suelo.


Es inútil

pensar que serás mía,

algún día.

Le echo más arena

a la montaña que has hecho en mi memoria.

Es inútil,

siempre tropezaré con ella,

aunque corra feliz.


Es inútil,

tu corazón es sordo,

los latidos del mío

jamás serán oídos.


Si tan sólo pudiera

rozar... labios...

No.

Es inútil... es en vano.

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Locómetro II

martes, mayo 02, 2006
Hora: 9.15 am.
Ubicación: dentro del vagón
Estación: Plaza Venezuela
Dirección: Palo Verde

Lo importante no es ganar, sino competir...

Me agarré firmemente del poste plateado y puse mi morral en el suelo, entre mis pies. Guardé mi reloj en el bolsillo, respiré profundo y me preparé para mi viaje hasta Petare.
Observaba detenidamente cómo entraba la gente al vagón y cómo se iban acomodando a lo largo de él. Algunos encontraban un lugar rápido mientras otros miraban a todos lados buscando un rincón cómodo y con ventilación. La ventilación se presenta en uno de cada tres vagones y puede venir en dos modalidades: ventisca invernal o ventisca infernal. La primera consiste en una masa de aire caliente que se desprende de las rejillas gritando y gimiendo como cabra loca y que provoca el funcionamiento de las glándulas sudoríparas que dejan la piel pegajosa y brillante. La ventisca invernal, por el contrario, suele ocurrir cuando se anda sin abrigo (esto tiene efectos de Ley de Murphy también) y consiste en numerosas trayectorias de aire congelado que viajan velozmente desde la rejilla hasta la piel, traspansándola hasta llegar a los huesos, provocando tiriteo y escalofríos. La escogencia de una de estas dos modalidades queda a juicio del conductor o mecánico encargado del vagón.
Después de algo más de medio minuto, suena la alarma indicadora del cierre de puertas. Esto da paso a la competencia de los diez metros con obstáculos, que se inicia en la escalera y finaliza en las mismas puertas del vagón. Al oír la alarma, los atletas deben ininterrunpidamente hasta llegar a entrar por completo al vagón. La masa de gente dentro del mismo ofrecerá la resistencia necesaria para la desaceleración del atleta. La competencia finaliza cuando las puertas del vagón se cierren completamente y sólo se registrarán los tres primeros puestos. Aquel atleta que no entre por completo al vagón, no será tomado en cuenta para la premiación.
Al sonar la alarma, me inclino un poco hacia la derecha para tener una mejor visión de la competencia. En primer lugar llegó un señor de jeans y franela blanca que logró contener su velocidad en las espaldas de una voluminosa mujer morena. Milésimas de segundo después llegó el atleta merecedor de la medalla de plata: un joven en bermudas y franelita que logró frenarse por sus propios medios y sin grandes colisiones. El tercer lugar se lo llevó un señor de considerable anchura, encorbatado y cincuentón que, para dicha de él y envidia mía, desaceleró ayudado por los pechos de una bella señorita a la que no le gustó para nada ser parachoque de nadie.
Seguro de que la competencia había terminado, me incliné una vez más a mi puesto seleccionado y estuve allí hasta que vi con asombro que un cuarto participante, alto y bien trajeado, venía corriendo con intenciones de tomar parte en la competencia. Ya las puertas se habían empezado a cerrar. Faltando escasos centímetros la decepción del público por el participante que hacía de su esfuerzo algo vano, era evidente. Sin embargo, el misterioso corredor hizo algo nunca antes visto: lanzó rápidamente su maletín hacia las puertas del vagón. Éstas atraparon entre sí al intruso de cuero de negro, lo aplastaron durante un rato y luego, vencidas se volvieron a abrir de par en par. El misterioso atleta del traje, entro feliz y risueño en el vagón recibiendo la ovación general del público, él sabía que las medallas ya estaban asignadas. "Lo importante no es ganar, sino competir... no queda otra", dije para mis adentros mientras vencía la inercia del arranque del tren.

El metro es el lugar perfecto para hacer ejercicios, incluso, para aquellos con espíritu de competitividad, el metro ofrece algunas modalidades de atletismo inspiradas en los Juegos Olímpicos.

Los demás Locómetros.

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La octava ilusión

miércoles, marzo 29, 2006
Tenía ganas de postear pero no tenía algo interesante que escribir. Se nota que se me están acabando las vacaciones. De todas formas, quería publicar algo por aquí, una foto, un vídeo, una canción, algo... Después de pensarlo un rato y revisar algunos archivos me encontré con un cuento (o mini-cuento) que escribí hace un par de meses aproximadamente basándome en algunas experiencias personales. Sé, antes de que me lo comenten, que estos no son versos. Hey, yo estudio ingeniería y me la paso entre números pero algo me acuerdo de las clases de Castellano del colegio...
Lo que sea, aquí se los dejó...

La octava ilusión

La melodía de su voz había quedado registrada en su cerebro y sonaba más fuerte que el estruendo del metro avanzando entre los rieles. Ese sonido se agudizaba cada segundo con cada centímetro que la bala de acero plateado gigante avanzaba sin mirar atrás. Sin embargo su voz todavía se oía clara y concisa así como su eco, que se repetía en cada choque con las paredes de las neuronas. En un instante, el metro había desaparecido y con él su traqueteante ruido que parecía esfumarse por entre las ventanas del edificio colosal. La voz persistía en su cerebro dándole esperanzas en esa aventura.
Esta vez ella no negó la invitación como otras veces. Él tenía todavía fresco en la memoria el recuerdo de las tantas ocasiones en que los ojos de ella se apagaban mirando hacia abajo y con las cejas inclinadas y los dientes mordiendo su lengua le inventaba cualquier excusa barata para convencerlo de que no podía ir con él. Esta vez, por el contrario, su sonrisa incitaba a pensar que estaba ansiosa por charlar con él algún día, en algún lugar distinto a la concurrida estación del metro donde se encontraban todos los lunes. Siempre era lo mismo: aunque saliera temprano, él la esperaba por las escaleras que estaban al lado del anuncio de cigarrillos. Estaba seguro de que ella pasaría por allí. Esta vez no fue la excepción.
Vio desde lejos como sus zapatos de goma blancos competían con sus reflejos en el suelo brillante mientras marchaban por el pasillo. Observó como su figura contorneada jugaba con los rayos de luz que venían del ventanal. Él esperaba paciente el momento en que ella se diera cuenta de su presencia. Cuando pocos metros los separaban, ambos pares de ojos se iluminaron mutuamente. Ella trazó una sonrisa en su rostro canela mientras quitaba un manojo de cabellos que rozaban sus labios. Le dio un beso en la mejilla y le dijo: “¿Cuántos trenes dejaste pasar hoy para esperarme?” . Intentando una sonrisa, él respondió: “Sólo uno”. Habían sido cinco.
Él sabía que poco a poco su relación se convertía en una amistad perfecta y en un amor imposible. No estaba dispuesto a intentar deliberadamente buscar el amor sabiendo que perdería la amistad. Esa amistad que se había forjado entre lápices y cuadernos, bajo el sol incesante que azotaba al colegio todos los recreos. Esa amistad que se le alimentaba de confianza y simpatía y que oxidaba su corazón dejándolo inerte y sin posibilidades de acampar en el corazón de ella. Ese día era distinto – él lo sabía – intentaría una vez más engañar al destino y cambiarle una amistad por un amor. Sería difícil.
Después de utilizar algunos minutos hablando tonterías – él sabía que eso le gustaba a ella – le recordó las siete veces que ella le había prometido verse en cualquier otro lugar distinto a la frenética estación de metro y sin titubear le dijo: “Me atrevería a invitarte otra vez. Tengo ganas de oír un buen “no” el día de hoy”. Nuevamente los labios de ellas se apretaron formando un sinclinal, pestañeó rápidamente dos veces, se mordió la punta de la lengua y añadió: “Si el jueves te parece bien nos vemos entonces”. Los rieles vibraron y gritaron enardecidos anunciado la llegada de otro metro. Él sonrió y respiro profundo: “El jueves será el día... entonces”, le dijo. Y se volvió a ilusionar como las siete veces pasadas.

Saludos y gracias por sus comentarios. Esta vez sí que es díficil comentar, lo sé!!!

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Venganza es Victoria

viernes, marzo 24, 2006
Aquí va otra justificación de título. Estos versos los escribí hace algunas semanas y están dedicados a esos falsos amigos que en el momento menos esperado te clavan la espada por la espalda. Esos que te deben tantas cosas que hiciste por ellos y cuanto le vas a pedir algo no te ayudan en nada... Malo, malo.
Un poco larga y no tiene rimita como las otras jejejeje.


Venganza es Victoria
Derrengado, aturdido, los ojos cerrados todavía,
consumes la sangre que golpean tus labios,
agria, prieta, casi cárdena.
La haces pasar por tu garganta,
sientes que te cascas, que te evaporas.
Y ahí estás, con tu grito ahogado
en algún lugar entre la sangre.
Con los alaridos del silencio
que no te permien oír nada más.
Ves labios modulantes de risas
traicioneras, homicidas, desinteresadas.

Es la daga de la venganza,
la que te obliga a ponerte de pie.
Con ímpetu, con furia, con ira, rabia.
Miradas atónitas ante ti,
hipócritas, traidores.
Me verán reír mientras
ustedes lloran, ardiendo en sus llamas.
Atestas el golpe, certero, calculado;
ahora es otro el que cae
mientras tú estás de pie.

Hoy la Venganza es tu victoria,
la rútila luz del placer
sólo ilumina tu cuerpo.
Hoy no hay lástima por el
que nunca la tuvo por ti.
Hoy la sangre no es acerba,
tu piel no será acre nunca más.
Tus heridas ahora dibujan una sonrisa,
mientras la risa de los demás
se confunde con su llanto,
pero tu no lo puedes oír,
no... el silencio te aturde,
sólo lo escuchas a él
y a tus risas sin gargantas.

Hoy mi venganza es victoria
y tu sangre es licor.
Zord

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Segunda justificación de Título

domingo, enero 29, 2006
Digamos que el 98,9% de las veces que prometo algo, lo cumplo. Ayer les prometí que esta noche iba a publicar otros versos para poder mencionar con autoridad el título de este blog: El verso en la calculadora.
Al igual que la loquera que escribí la vez pasada, esta poesía forma parte del grupo de las que iban a ser entregadas a alguien peeeero se me acabó el tiempo y... game over.
Les recuerdo que esta poesía, al igual que la mayoría de las que voy a publicar, ya se encuentran en otro sitio web con otro seudónimo, e incluso se encuentran en la página de un tal Vladimir Estrivoi que de un día para otro se la copió así, sin ton ni son y como si nada, peroo buehhh que se hace no creo que me gané nada escribiendo las tonterías que escribo así que no tengo mucho que decir con respecto a eso... Queda de parte de ustedes creerme que lo que viene a continuación lo escribí yo y más nadie... me hago responsable por mi bazofia jajaja.

BUFÓN
Ríe bufón, para ganar su risa,
piruetea otra vez, su atención llama
y aunque de bufón te hagas tú la fama,
por un segundo verás su sonrisa.

Cambias tus trucos por sus carcajadas,
mas sólo eres un bufón sin amor,
un esclavo que ríe con dolor
en tu miserable cuento de hadas.

Algún día bufón, al fin podrás reír,
tus propias lágrimas no beberás,
riendo por dentro podrás vivir,

no tendrás una ingrata que servir;
dime bufón: ¿a quién alegrarás?,
¿quién riendo contigo te hará sufrir?
Sé que es díficil comentar este tipo de cuestiones, de todas formas si tienen algo que decir, se lo agradecería como siempre lo he hecho.
Saludos.
Volveré...

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